Una huella de zapato en el suelo. ¿La del culpable?
Una cuerda atada a una silla. ¿El arma del crimen?
Una huella dactilar sobre el escritorio. ¿La de la víctima?
Así es la escena de crimen – ficticia por supuesto – a la que se enfrentan los alumnos de seconde del liceo francés internacional de Tenerife. Sólo tienen unos pocos indicios para determinar lo que pasó y resolver el enigma. ¿Quién? ¿Dónde? ¿Cuándo? ¿Cómo?
Gracias a ese juego que les propone su profesora de M.P.S. – métodos y prácticas científicas, los alumnos de seconde tienen la oportunidad de poner en práctica lo que aprendieron en clase: van a tener que reconstituir la escena del crimen con software de 3D, encontrar la composición de un trozo de ropa y descubrir a quién pertenece, definir el grupo sanguíneo de una muestra de sangre encontrada en el lugar de los hechos, y muchas más cosas.
Como decía Confucio, “Me lo contaron y lo olvidé; lo vi y lo entendí; lo hice y lo aprendí”